Descubriendo a Roger Schmidt
10.12.2015 15:18
La primera vez que escuché hablar de Roger Schmidt fue hace algo más de dos años, cuando entrenaba al Red Bull Salzburgo. Debido a la redacción del libro “Franz. Jürgen. Pep” tuve que profundizar muchísimo en la persona deRalf Rangnick, una de las figuras elementales para entender la revolución que ha vivido el fútbol alemán en la última década. Cuanto más descubría sobre él, más me fascinaba: los novedosos conceptos tácticos que utilizaba que después se expandirían por todo el país, su valentía para implementarlos, la convicción con la que iba a comunicarlos a programas en prime-time en los que le miraban con cara de ‘freak‘, la emoción con la que hablaban de su histórico SSV Ulm exjugadores y aficionados… Ralf era un tipo absolutamente único y quise seguir siguiendo su estela. ¿Qué hacía actualmente? Era el director deportivo del Red Bull Salzburgo y del Red Bull Leipzig. Y aquel tipo, cuya sensibilidad para la táctica y capacidad innovadora era absolutamente pionera, había puesto en su primera oportunidad como responsable deportivo a un tal Roger Schmidt al frente de su proyecto. Algo tendría, seguro.
Kevin Kampl era una de las estrellas del Red Bull Salzburgo de Roger Schmidt. Foto: Ernst Krawagner
La primera vez que vi a aquel equipo fue en un amistoso que disputaron en invierno contra el Bayern de Guardiola, en pleno stage invernal. Con sinceridad, no esperaba gran cosa: si acaso una goleada random más del equipo muniqués, que se venía paseando por la Bundesliga. Me equivocaba.Aquel equipo infringió a un Bayern plagado de titulares una de las derrotas más incontestables que ha sufrido desde que Pep es su entrenador. Sin embargo, lo más llamativo no fue sólo el contundente resultado (3-0), sino la forma en que se dio: a través de un fútbol absolutamente original y poco convencional que para los ojos resultaba muy curioso. En ese momento no era capaz de detectar por qué el Bayern estaba sufriendo tanto, por qué el equipo austríaco lograba situaciones de peligro con tantísima facilidad, pero estaba claro que ahí estaba pasando algo raro. Lo que sí detecté es una energía obsesiva en la mente de sus jugadores y una convicción total en esa forma de jugar absolutamente cautivadora. Aquella primera experiencia me atrajo profundamente y quise seguir profundizando. La única oportunidad de ver a aquel equipo era la Europa League y junto a un amigo con el que compartía interés empezamos a seguir su andadura. El Salzburgo llevaba 8 victorias en 8 partidos en la competición y su rival en dieciseisavos era el Ajax de Amsterdam. No exagero cuando digo que aquella eliminatoria fue una de las mayores exhibiciones que he visto en los últimos años. Terminó en un aplastante global de 6-1 a favor de los austríacos, que con su ultra-agresiva forma de presionar y la vertiginosa velocidad a la que atacaban destrozó a los inocentes holandeses. En ese momento me di cuenta de que aquel Salzburgo era un secreto guardado. Allí estaba ocurriendo algo grande y sabía que no tardaría en trascender. Efectivamente, no lo hizo: al término de esa temporada, Roger Schmidt firmó por el Bayer Leverkusen. Roger había llegado a la élite.
Roger aterrizó en Leverkusen en 2014. Foto: Aleksander Osipotov
Roger nos recibe en su despacho del BayArena con un café con leche en la mano. Siendo alemán e ingeniero, tiene todas las papeletas para cumplir con el estereotipo de hombre frío. Efectivamente no es especialmente cálido, no tiene ningún interés en empatizar con un desconocido, pero es cordial en el trato y se extiende a la hora de responder nuestras preguntas. En el cara a cara, llama la atención el silencio introspectivo que antecede a cada una de sus respuestas: no es un silencio de “no se qué responder”, sino unos segundos en los que ordena internamente sus ideas para decir aquello que quiere decir sin dejar ningún lugar a la improvisación.
¿Qué significó para usted Ralf Rangnick?
– Me contactó cuando entrenaba en el Paderborn en Segunda División y me consultó si me podía imaginar trabajar con él como director deportivo. Por aquel entonces yo no sabía ni siquiera para qué equipo me lo ofrecía, porque él mismo no estaba seguro de si iba aceptar el puesto. En ese momento empezamos el contacto y tuvimos varias reuniones. Después, me presentó el proyecto de Salzburgo, en un contexto muy diferente: quería empezar un nuevo proyecto en el fútbol austríaco. Lo consideré algo muy emocionante y pensé que podía ser un sitio donde como entrenador podría seguir evolucionando y recibir mucho “input“. Acepté y en esos dos años tratamos de construir un equipo joven que jugara un fútbol muy especial: un fútbol agresivo, con pressing alto… Recorrimos juntos aquel camino y al final de esos dos años tuvimos un equipo que jugaba de forma muy especial, que presionaba muy bien. Creo que el tiempo en Salzburgo trabajando con Rangnick hizo muy bien a mi evolución personal.
¿Por qué cree que se fijó en usted? ¿Ya tenía aquel Paderborn esas características que comenta de equipo de pressing alto y agresivo?
– Bueno, creo que él había seguido a aquel Paderborn. Teníamos al equipo con menor presupuesto de la 2. Bundesliga. En teoría era un descenso seguro. Al final de la temporada competimos incluso por el ascenso. Ya entonces intentábamos ser muy activos: nuestro objetivo no era, al ser un equipo pequeño, situarnos atrás y sólo defender, sino que ya en Paderborn nuestra meta era creer en nosotros y desarrollar un juego intenso. Si era posible, muy lejos de nuestra portería, transitando muy rápido hacia ambos lados, haciendo un buen Gegenpressing… Parto de la base de que a él le gustó aquello y por eso me contactó, aunque nunca se lo he preguntado.
Schmidt: “Nuestra meta era desarrollar un juego intenso. Si era posible, muy lejos de nuestra portería, transitando muy rápido hacia ambos lados, haciendo un buen Gegenpressing…”
Investigando sobre Rangnick, descubrí que las máximas influencias para su tipo de fútbol fueron el Dynamo de Kiev de Valery Lobanovsky y el Milan de Arrigo Sacchi. ¿Cuáles son los equipos que a usted más le han influenciado?
– Es muy difícil de decir. Yo nunca quise ser entrenador de fútbol. Nunca fue mi objetivo, es algo que ha ocurrido más o menos de forma accidental. Empecé entrenando en un escalón muy bajo, en la sexta división de Alemania y lo hacía realmente como un hobby, por lo que buscaba encontrar mi propio camino, sin tener una clara referencia. Simplemente intentaba determinadas cosas. Yo era un jugador ofensivo y el atractivo en el fútbol, para mí, siempre residió en marcar goles. El fútbol trata de marcar goles. Por eso ya entonces quería jugar de forma ofensiva y pude dar rienda suelta a mis ideas como entrenador hasta acabar desarrollando una idea propia del fútbol que como entrenador me podía imaginar, que naturalmente a través de los años de experiencia he tratado de seguir evolucionando, de continuar formándome como entrenador. Después, el tiempo en Salzburgo sí fue algo que me marcó mucho. Allí pude extraer conocimientos muy importantes que no eran completamente nuevos para mí, pero la aproximación sí era más extrema. El fútbol que jugamos ahora está influenciado por el trabajo junto a Ralf Rangnick.
Si algo define su fútbol es la presión. En una conferencia a futuros entrenadores, Jürgen Klopp insistía en que dedicaran todo su esfuerzo en trabajar el Gegenpressing (presión tras pérdida), que “era el mejor mediapunta del mundo”. ¿Está de acuerdo?
– Me puedo imaginar en qué sentido lo decía. Si uno piensa en qué aporta un mediapunta, un 10 de la vieja escuela que hoy ya no hay obligatoriamente, era alguien que en la parte ofensiva del campo era capaz de generar reacciones en cadena, de crear situaciones peligrosas de gol muy cerca del área rival. Creo que a lo que él se refiere es que si yo pierdo balones en ese sector ofensivo y luego los recupero a través de un Gegenpressing tras pérdida, se produce aquello que aportaba antiguamente un mediapunta. Antes simplemente se intentaba llevar el balón hacia adelante y que el mediapunta tuviera una idea, pero hoy el fútbol ha evolucionado brutalmente, es mucho más intenso y hay muchos menos espacios, la mayoría de equipos ya no cubren al hombre sino al espacio y ya no es tan fácil conseguirlo. Por eso, la posesión se facilita mucho en el momento en el que recupero el balón: si juego con mucho riesgo hacia adelante con el peligro de perder el balón, pero lo vuelvo a recuperar después en ese sector, encuentro las situaciones que antes producía un mediapunta. Así lo interpreto yo y sí, estoy de acuerdo.
El Salzburgo que usted dirigía era un equipo revolucionario que desconcertaba a sus rivales por su innovadora forma de jugar. Aquella presión extrema, aquellos contraataques con tantos hombres sorprendieron a equipos como el Bayern o al Ajax de forma radical. Sin embargo, ahora el fútbol del Leverkusen es más conocido y son varios los equipos que practican un juego similar, de un pressing agresivo. ¿Se han adaptado los rivales a este tipo de fútbol? ¿Es ahora más difícil provocar errores con esta forma de jugar?
– Ese pressing alto es sólo una faceta de nuestro fútbol. Nuestro fútbol no está basado únicamente en nuestra forma de presionar, hay muchas fases del juego distintas. Y la presión alta, el encimar agresivamente a los rivales cuando tienen la posesión y ellos están construyendo el juego, es algo que de todas formas sólo podemos utilizar de forma extraordinaria porque muchos equipos contra nosotros juegan con balones largos. A veces analizamos encuentros, buscamos situaciones de encime agresivo y no encontramos ni una sola, porque él rival no ha jugado en esas situaciones ni una sola vez en corto, sino que a la mínima ha buscado el balón largo. Y también a escala internacional. El Atlético de Madrid, por ejemplo. O el Borussia de Dortmund con Jürgen Klopp. Contra nosotros no sacaron ni un sólo balón a través de su línea de cuatro, sino que todos los balones iban por arriba. Por eso no basta sólo con poder presionar bien al rival en su campo, hay que dominar el paquete completo. Hay que controlar bien la profundidad del bloque, hay que saber cerrarse rápido, hay que reaccionar velozmente cuando se pierde el balón, cuando se recupera… Nuestra idea de juego consiste en muchas fases y el pressing alto es algo que llama mucho la atención, especialmente contra equipos que juegan un fútbol muy basado en la posesión de balón. Cuando jugamos en Barcelona y presionamos muy arriba, todos dicen “buah, el Leverkusen va a buscar al rival hasta en Barcelona”. Y es algo muy particular. Cuando jugamos contra el Ajax con el Salzburgo, un equipo que siempre intenta construir en corto desde atrás, entonces jugamos muy lejos de nuestra portería y con muchos hombres desplazados y llama la atención, pero muchas veces no tenemos ni siquiera la posibilidad de utilizar esta fortaleza.
Schmidt: “Nuestra idea de juego consiste en muchas fases y elpressing alto es algo que llama mucho la atención, especialmente contra equipos que juegan un fútbol muy basado en la posesión de balón. Cuando jugamos en Barcelona y presionamos muy arriba, todos dicen “buah, el Leverkusen va a buscar al rival hasta en Barcelona”
En este sentido, me llamó la atención el duelo de esta temporada contra el Bayern en el Allianz. No vi a un Leverkusen que fuera agresivamente a presionar la salida de balón, sino un conjunto mucho más corriente en su forma de defender, que establecía su bloque atrás y defendía más cerca de su portería.
– Bueno, eso no es del todo así. Sí intentamos desde el principio ir a buscar al rival, quizá no en cada saque pero sí queríamos encimar al Bayern desde muy pronto. Ocurre que en ese partido no nos salió muy bien. Que luego estuviéramos en un bloque más bajo es una consecuencia del dominio del Bayern. No conseguimos ponerles en dificultades en su salida de balón. No se puede olvidar que en ese partido veníamos de jugar el miércoles un duelo muy, muy intenso de playoff contra la Lazio, un partido muy, muy importante y sólo tuvimos dos días de descanso hasta jugar en Múnich. El Bayern tuvo una semana de entrenamiento totalmente normal, se pudo preparar óptimamente para el encuentro. Y ellos están en este momento simplemente en un estado de forma espectacular. Y si encima tienen una semana entera para prepararse, recuperados y nosotros no tuvimos ni un solo entrenamiento para preparar el partido y teníamos todavía en los huesos un partido de nivel Champions League del miércoles por la noche… pues es para nosotros brutalmente complicado sacar adelante ese partido. Lo intentamos igualmente, pero ese día no fue suficiente.
Guardiola siempre ha dicho que para presionar bien lo más importante es la calidad de la posesión. Que si pierdes el balón después una jugada de calidad, tus jugadores estarán de forma natural bien posicionados para recuperarla. ¿Coincide?
– Sí, sin ninguna duda. Cuando uno intenta realizar un Gegenpressingdespués de haber perdido el balón, sólo puede ejercer presión al rival que tiene el balón si tiene jugadores cerca de él. Si puedo atacarle, si con sprints cortos de muchos jugadores le puedo bloquear rápidamente al poseedor opciones de pase, taponarle receptores y obligarle a decidir en un corto tiempo, entonces la mayoría de ocasiones el Gegenpressing será especialmente exitoso. Necesito una buena distribución y una buena anchura en la fase de posesión, que me permita combinar bien y hacer circular el balón, pero también necesito poder conseguir acceso rápido a la zona de pérdida, porque nunca sé dónde voy a perder el balón, ni cuándo. Pero sé que si tengo una buena distribución del espacio, da igual dónde pierda el balón que siempre tengo caminos cortos para ejercer presión al jugador rival. Por eso es cierto lo que dice Guardiola: la presión está muy fuertemente relacionada con la organización en el momento de la posesión.
Como rival, ¿prefiere enfrentarse a un equipo de posesión que le pueda dañar pero le dé espacios o a un conjunto que defienda en bloque bajo, cierre los espacios y le ceda el balón?
– Considero más interesante medirme a rivales que quieren imponer su propia idea. Ese juego de bloque bajo y contraataque no me divierte. Es un fútbol muy poco atractivo para el espectador si lo juegan ambos rivales. Normalmente, hay un equipo que quiere someter al rival y ejercer presión y el otro equipo contraataca: en ese tipo de partidos siempre voy con el que quiere atacar. Sé que también es legítimo lo otro, pero no es mi forma de entender el fútbol: lo puede jugar cualquiera, es muy fácil. Por eso prefiero jugar contra rivales que tengan una clara idea de juego: que trabajen activamente cuando no tengan el balón y traten de presionar o que busquen dominar el desarrollo del partido a través de la posesión. Eso también es para mí muy atractivo. Una mezcla de ambos es quizá ahora mismo lo más exitoso, lo juega actualmente el Bayern de Múnich al más alto nivel: una posesión muy buena, un gran pressing tras pérdida de balón, muy buen juego contra el balón… Pienso que esas son las facetas que deberían estar presentes en cada encuentro para que el espectador disfrute.
Schmidt: “Siempre voy con el equipo que quiere atacar. Sé que también es legítimo lo otro, pero no es mi forma de entender el fútbol: lo puede jugar cualquiera, es muy fácil”.
Hablando de equipos que juegan con un bloque bajo, la temporada pasada vimos una eliminatoria intensísima contra el Atlético de Madrid en octavos de final de Champions League. ¿Qué le faltó al Leverkusen para dar ese pequeño paso en un encuentro tan igualado?
– Eso te lo puedo contestar de forma muy exacta: nos faltó meter dos penaltis más en la tanda de penaltis. Creo que superamos de forma bastante más clara al Atlético en la ida de lo que ellos lo hicieron en la vuelta. En la vuelta ellos fueron algo mejores que nosotros, pero en la ida nosotros fuimos claramente mejores que ellos. Quizá pudimos ganar por más goles en nuestra casa, tuvimos suficientes oportunidades. Pero simplemente el hecho de que sólo quedemos derrotados en la tanda de penaltis ante un equipo como el Atlético, en una eliminatoria de ida y vuelta en la que la vuelta se disputa en su casa, fue para un conjunto tan joven como el nuestro la confirmación de que no sólo tenemos un estilo de juego que crea problemas a todos los equipos, sino que también somos capaces de ofrecer resistencia a equipos que disponen de una mentalidad sobresaliente como el Atlético. El Atlético es un equipo con mucha experiencia, que es muy incómodo de jugar para todos los equipos del mundo: ni el Real Madrid, ni el Barcelona, ni el FC Bayern, a nadie le gusta jugar contra el Atlético. Y nosotros conseguimos estar cerca de eliminarles. Aquello fue para nosotros una conclusión elemental.
Su primer año en Leverkusen fue un año de grandes cambios estructurales, en el que varió radicalmente el estilo de juego de un club que venía de jugar a una cosa totalmente contraria. Imagino que no pudo implementar todo lo que quería, sino que se dedicó sobre todo a consolidar las nuevas ideas troncales. En ese sentido, ¿esta segunda temporada vamos a ver más evolución en el ataque posicional del equipo, con las llegadas de Kevin Kampl y Christoph Kramer?
– Sí, absolutamente. Queremos seguir evolucionando. Tenemos una buena base, hemos perdido algunos jugadores experimentados y han venido algunos más jóvenes, por lo que en líneas generales somos un equipo que está al principio de su evolución. El hecho de que ya llevemos un año juntos y que hayamos competido tanto nacional como internacionalmente nos va a permitir madurar un poco. Nuestra pretensión es dar el siguiente paso como equipo: reforzar aquello que ya sabemos hacer bien y mejorar en otras cosas, como por ejemplo la posesión de balón. Evidentemente esto está totalmente relacionado con el tipo de jugadores que tienes en tu equipo y creo que jugadores como Kampl o Kramer en ese sentido nos van a dar mucho. Son jugadores capaces de encontrar buenas soluciones bajo presión, que son inteligentes a la hora de sacar el balón desde atrás y dar un buen comienzo a nuestras jugadas. Vemos un claro potencial de mejora.
Schmidt: “Kampl o Kramer son capaces de encontrar buenas soluciones bajo presión, son inteligentes a la hora de sacar el balón desde atrás y de dar un buen comienzo a nuestras jugadas”.
Quizá la incorporación más sonada ha sido la del Chicharito Hernández, por el que el club ha hecho un gran esfuerzo. ¿Qué han buscado con este fichaje?
– Goles. (Risas) Principalmente goles. Pero también una determinada experiencia. Chicharito, aunque no haya jugado todos los partidos con el Manchester United y el Real Madrid, es un jugador que ha vivido muchas cosas, que desde hace años es uno de los jugadores decisivos de la selección mexicana. Y eso es algo muy positivo para todos los equipos, pero especialmente para el nuestro, que somos un equipo muy joven. Chicharito está en un proceso de irse integrando cada vez mejor, de convertirse en un mejor componente de nuestro equipo, de irse acostumbrando a formar parte de nuestra filosofía de juego, en lo relacionado con la presión, con el trabajo sin balón… En esos aspectos es cada día mejor. Y por supuesto tiene la capacidad de generar situaciones de peligro y finalizarlas. Ya ha hecho con nosotros sus goles en todas las competiciones y creo que para nosotros es un muy buen fichaje, un poco extraordinario, porque seguro que nadie pensaba que el Bayer Leverkusen podía fichar a Chicharito. Pero son cosas que se han dado así y creo que son positivas para ambas partes, tanto para el equipo como para él.
Chicharito, Kampl o Kramer son jugadores con algunas características muy concretas. Apasionados, dinámicos, con capacidad de sacrificio, con resistencia… ¿Qué cualidades necesita un jugador para formar parte de su Bayer Leverkusen?
– Principalmente necesita una gran disposición para adoptar nuestro juego y para continuar evolucionando. Independientemente de que todo el mundo busca jugadores rápidos, técnicos y demás, necesitamos particularmente jugadores con la capacidad de formar sólidamente parte de nuestro equipo, porque por nuestra forma de jugar necesitamos jugar muy compactos, muy sincronizados y esto significa que todos los jugadores deben tener sus pensamientos en el partido y estar despiertos. Defendemos todos juntos y atacamos todos juntos, porque buscamos tener conexiones muy cortas entre nosotros, espacios muy cortos para poder respaldarnos todos juntos. Es parte de nuestra filosofía de juego y es algo que normalmente puede aprender cualquier jugador si él quiere, por eso es importante que antes de que compremos cualquier jugador, él mismo tenga claro qué significa jugar como jugamos. Y si tiene esa disposición, la situación de partida es inmejorable para que evolucione notablemente a través de nosotros. Nos hemos dado cuenta de que los jugadores jóvenes, por nuestra forma de jugar, si se integran en el equipo no sólo evoluciona el propio equipo, sino que ellos mismos evolucionan personalmente como jugadores de forma extrema.
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